viernes, 30 de noviembre de 2007

Lectura veloz de Cortázar



En "Cortísimo metraje", Julio Cortázar utiliza la menor cantidad posible de palabras para contar la historia. Al principio cuando empecé a leer, no entendía si el escritor se había olvidado de las palabras, si quiso escribir así para probar una nueva forma de escritura o si simplemente yo era la que no entendía qué estaba pasando.


Tal vez no lo entendía porque esta escasez de palabras transgrede todo lo que yo antes había leído. Traté de pensar que estaba pasando, porque las palabras que faltaban no eran otras sino los artículos y preposiciones. Como si fuera poco, los verbos no estaban conjugados y eso me confundió bastante porque no pude identificar quién realizaba cada acción. Por suerte (y me imaginaba yo que el escritor lo había hecho así para que podamos tener una comprensión más fácil), esta confusión con los verbos solo ocurre en el núcleo de la historia, ya que al principio y al final se puede saber quien hace cada acción.

La sensación que a mí me produjo leer este texto es la de que la historia pasa muy rápido, casi tan rápido como el tiempo que me llevó leerlo. Esta rapidez se debe a que, al faltar algunas palabras, la lectura se hace mucho más fugaz y el contenido se termina leyendo en menos de cinco minutos; sinceramente, está escrito en una forma tan original que lo único que quería era llegar al final y ver cómo se resolvía. Cuando me faltaban dos o tres renglones, me pregunté si el autor daría una explicación o justificación por la forma en que había escrito el texto, pero cuando termine me dí cuenta de que eso lo dejaba al juicio de cada lector, y esto lo hace más seductor. Más o menos en la mitad de la historia, Cortázar escribe una frase que me detuve a leer un par de veces porque me llamó mucho la atención: "Lacónicamente a las preguntas de que ahora", describiendo la forma de contestar que tuvo la mujer. Me pareció que esto redunda acerca de la forma que él tuvo de escribir la historia.

Lo primero que se me vino a la mente fue la palabra "veloz". Ese aspecto es lo que más me gustó de este cuento porque nunca había leído algo que fuera tan claro y preciso y se entendiera en tan pocos renglones.

Algo que me llamó mucho la atención fue la relación que encontré entre lo que nos pasa a los lectores leyendo la historia, con lo que le pasa al hombre al final de esta. Nosotros primero pensamos que el personaje "inocente" es la mujer, que subió a un auto ingenuamente e iba a terminar siendo violada por un hombre sin siquiera saber lo que se esperaba, pero al final (que es después de dos o tres lecturas más, cuatro o cinco también) nos damos cuenta de que el hombre es el verdadero inocente y que la mujer es la que comete el crimen al matarlo y robarle el dinero. Esta especie de engaño que logró hacer el escritor con nosotros, es el mismo que le sucedió al hombre al confundirse sobre la ingenuidad de la mujer. Pienso que fue como una picardía que la literatura realiza con todos los lectores. Todo este análisis pude hacerlo a partir de que en el último renglón del texto dice la palabra OFICIO lo que me hace darme cuenta que la mujer era una estafadora y estaba acostumbrada a este tipo de hechos, y no fue todo una simple casualidad.


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