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fecha 21-ago-2007 18:06
asunto[5gestionc2007:30] va de nuevo...
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La clase anterior habíamos terminado enumerando las tareas realizadas durante el trimestre y tenían para hoy que pensar qué preguntas de las formuladas entre todos el trimestre anterior para todo el año, se habían estado pensando con el trabajo durante este trimestre. No muchos (¿nadie?) dijo haberlas pensado pero algun@s compañer@s hicieron propuestas.
Cindy dijo que veía que habíamos estado tratando sobre el ¿Cómo cambia la literatura? porque ella recordaba haber hablado sobre las formas cuando diferenciamos la representación realista del texto de Henrik Ibsen Un enemigo del pueblo y su puesta en escena por Sergio Renán en el Teatro Municipal General San Martín. Recordamos que habíamos hablado sobre la diferencia entre un texto realista y una puesta que maneja ciertas metáforas en la puesta (aquellas vinculadas al espacio, que oponen el espacio público "fisurado", "rajado", "abismado" al espacio privado, íntimo de la casa del individuo como fortaleza). Esta puesta con este nivel de metáfora en las imágenes se parecía más a la forma de representación de lo real que veíamos en las vanguardias a través de la lectura de Ubú rey, de Alfred Jarry o de El rey se muere de Eugène Ipnesco que no dejan por eso de hablar de lo real sino que lo hacen de un modo diferente.
Por eso la cuestión de las formas. ¿Cómo cambia el arte? A través de un cambio en las formas de hablar o decir o representar los mismos temas. Pero también vimos que los temas, representados de diferente manera, no decían lo mismo y que hay temas o problemas que no son de siempre sino que son propios a las preocupaciones de las personas en un tipo de sociedad. La preocupación por el medio ambiente, la preocupación por lo que es el mundo desde que los hombres lo modifican de manera masiva no es algo que fuera pertinente en una sociedad con menor desarrollo de herramientas tecnológicas y sí lo es desde las revoluciones industriales y más cuando el positivismo del siglo XIX afirma con total confianza el progreso. ¿Cuál progreso? ¿Hacia dónde dirigirlo? no son preguntas del medioevo, cuando el único "progreso" es esperar la muerte para pasar a una vida mejor. (Siempre en téminos del discurso dominante en una época y con grandes riesgos de simplificar demasiado...)
Por eso, también Magalí propuso pensar que dentro del ¿cómo? está el cambio de los temas, de las prioridades temáticas, de la manera en la que se conciben los temas. Hasta en el volver a tratar los mismos temas para decir nuevas cosas hay un cambio en el arte. Esto nos hizo recordar las clases de los compañeros que confrontaron las obras leídas este año con las que habían leído el año pasado (MatiCur., Alexis, Cate y Michelle). Cómo detrás de esas comparaciones había temas subyacentes y cambios en la manera de considerarlos, pensarlos, representarlos. El arte incluido dentro de un cambio mayor, de tipo conceptual en la sociedad.
(Aquí hay que volver a leer Tinianov, que dice bastante al respecto.)
Luego, Alexis planteó (en realidad, creo que antes) algo que mostraba que para pensar el cambio había que pensar la literatura en sí. La pregunta que él reconocía que habíamos trabajado y era verdad es: ¿quién dice que algo es literatura? No veía que hubiéramos terminado de responderla. (Nunca lo lograremos.) El trabajo de Bourdieu sobre la moda nos permitía pensar la literatura como un campo en el que diferentes actores (sujetos y funciones) luchan por imponer su definición, la que les permita dominar el capital por el que se lucha en ese campo (en este caso, un capital simbólico). Entonces, veíamos que si hablábamos de cambio necesitábamos pensar este problema por dos razones: una, porque según qué fuera literatura era que íbamos a poder pensar cuándo, cómo, por qué, etc. cambiaba esa misma cosa (sin la definición de la cosa, mal podíamos encontrar su cambio); otra, porque -justamente- una vez modificada la literatura, producido el cambio, la definición de qué es literatura y qué no, se modifica a su vez, no solo hacia adelante sino hacia atrás; esto es, empezamos a poder incluir textos del pasado que ahora se reconsideran como literarios y dejamos de poder considerar lo que antes era literatura si se lo hizo con un criterio ya no vigente.
Ejemplos concretos: la mitología no fue literatura alguna vez sino texto religioso y hoy los analizamos como literatura; la historia fue literatura alguna vez y hoy consideramos sus textos como propios de un campo científico. Alguna vez, los profesores de literatura daban textos históricos en su programa, como parte de la producción literaria de una época, hoy eso ya no se hace así. Hoy podemos tomar cuentos didácticos incluidos en textos religiosos o en una tradición religiosa para pensar un género literario didáctico y la función didáctica que pudo tener alguna vez la literatura. (Una profe de judaicas me contaba la vez pasada cómo algunos escritores judíos reescribieron durante el iluminismo la tradición de los cuentos jasídicos, que transmitían enseñanzas religiosas.)
Así fue que pensamos nuevas preguntas: ¿quiénes (y cómo) dicen/provocan/hacen/inciden en el cambio en la literatura? Esbozamos hipótesis: ¿autores?, ¿lectores?, ¿críticos?, ¿profesores/académicos? Incluso a sugerencia de Alexis también, pensamos en la distancia entre cierto movimiento subjetivo de un autor que dice "me cansé de todo esto, escribo de otra manera, otra cosa" y la percepción de un cambio en la literatura, una diferencia entre un tiempo personal, el tiempo de una subjetividad individual, y el tiempo de la subjetividad de la comunidad que percibe, afirma, reconoce tal cambio.
Algunas de estas cuestiones (las planteadas por Alexis) pueden rastrearse en la información de las clases especiales (o comunes) de los compañeros que hablaron de la patafísica y de Alfred Jarry.
Intenté algo que no salió: que la propuesta sobre cómo mostrar lo que habían aprendido sobre estos problemas saliera de Uds. Decidí yo, entonces, la consigna para el cierre del trimestre y es esta (que después sí, se fue perfilando con ideas de todos):
1) Elaborar un diario de clases que consistirá en la narración de las tareas que enumeramos entre todos, ordenadas cronológicamente. Se trata de desarrollar lo que esos títulos significaron en el tratamiento de nuestros temas. El diario tiene la función de mostrar que cada uno como alumno guarda un registro de la actividad desarrollada en el trimestre. Es bastante objetivo pero eso no obliga a que sea aburrido, porque cada uno puede desarrollar con mayor riqueza o profundidad aquellos temas o días que más lo hicieron pensar. Ya cuando armábamos la semana pasada el listado entre todos, pensábamos que mientras se hacían algunas tareas, aparecían de manera implícita algunos temas o preocupaciones del programa (aquellas de las preguntas). En el diario esto se puede explicitar (los nombres de las tareas, los títulos, no lo hacen).
2) Escribir un ensayo sobre una de las preguntas. Aclaramos que un ensayo es un texto que tiene por característica volver bello el acto de pensar. No exige la rigurosidad del informe (el diario está en este sentido más cerca del informe), lo que no quiere decir que sea cualquiera sino que está subjetívísimamente orientado. Por ejemplo, sugirió creo que Sofi: puede ser que tome como tema la relación entre dos tareas que hicimos que traten un mismo problema, aunque no lo parezca. Y sí puede. Puede ser que vinculen un problema literario con otro de la música o de las ciencias, según sus intereses personales (como hace Bourdieu con la moda y la alta cultura). Ideas se aceptan para compartir.
Gracias por sus fotos a Tiffany Ernst, Lola y Vane.