martes, 21 de agosto de 2007

Que no te gane la rutina....


Rutina Doméstica, de Enrique Molina

Saboreo el café del desayuno después del diluvio.
El salmodiante Noé
está tendido desnudo entre sus hijas y la guitarra
con la tierra al alcance de la mano.
La casa apareció traída por un pájaro
colgada del pico. El café
es negro y suntuoso
como el trono de un monarca africano
con cabezas de leones labradas por el rayo.

La Desconocida ambula por los cuartos
en las constelaciones del deseo,
perfumada y demasiado próxima
a las cosas que despiertan con ella,
con el desayuno,
llena de errores, indómita como las águilas,
enjoyada en su risa y su leyenda.
Escarbará en mi pecho con su zarpa, me bendecirá
en un idioma salino
en el que todo es orgiástico, devorador, inquietante.

Y tantos años han corrido con esta misma escena
mientras el gallo inicia el hechizo inexplicable
del día
que fosforece y pasa hacia las aguas oceánicas.






A través de una lectura general del poema de Enrique Molina se puede encontrar su tema fundamental, la rutina doméstica, que a su vez es el título de la obra. De ese tema se desprenden diversos elementos e interpretaciones, como el desayuno rutinario, la ironía sobre los acontecimientos que suceden día a día, el aburrimiento y también la presencia femenina en la vida del autor.

El desayuno representa un proceso que se realiza periódicamente y es la primera de las comidas diarias que generalmente marca el comienzo de un nuevo día. El personaje del poema disfruta cada mañana de su café, contrastando su sabor con el mal tiempo afuera de su vivienda, y comparando su color con el trono de un monarca africano, empleando elementos irónicos en dichas afirmaciones.

Dentro del poema, hay una presencia femenina. Se ve enfatizado el deseo y la necesidad de hablar y probablemente, tener contacto con esa mujer todas las mañanas, así que ella actúa como un elemento motivador para empezar el día de la mejor manera. El hombre define el aroma y la proximidad de la mujer como factores fundamentales que generan erotismo en la situación, pero a su vez la define como extraña y desconocida , lo que provoca cierta duda acerca de la relación que lleva con esta dama.

Otro elemento que aparece es el aburrimiento. El autor comienza la última estrofa hablando de que con el correr de los años, la escena mañanera es siempre la misma. Esto lleva al planteamiento de la siguiente duda : ¿esta él realmente aburrido con su vida , o simplemente indica esto para mostrar un agrado hacia su rutina? La frase que emplea Molina es “Y tantos años han corrido con esta misma escena”. La resonancia de estas palabras en la cabeza del lector puede llegar a indicar cierto tipo de desagrado de este hombre hacia su rutina , pero los elementos descriptos antes y después de esta frase hacen pensar y reconsiderar esta hipótesis, ya que mediante ellos el autor muestra los puntos positivos de sus actividades periódicas y la felicidad que ellas le generan.

Como conclusión, se puede decir que las vidas rutinarias no son algo descomunal, pero a su vez tampoco es frecuente encontrar personas con una vida tan estructurada, por eso se puede decir que este poema introduce elementos de lo irreal , una mezcla entre lo común y cotidiano, con lo extraño y lo poco frecuente.


Gastón

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