martes, 14 de agosto de 2007

El mundo del Truco

EL TRUCO

Cuarenta naipes han desplazado a la vida.
Pintados talismanes de cartón
nos hacen olvidar nuestros destinos
y una creación risueña
va poblando el tiempo robado
con floridas travesuras
de una mitología casera.
En los lindes de la mesa
la vida de los otros se detiene.
Adentro hay un extraño país:
las aventuras del envido y quiero,
la autoridad del as de espadas,
como don Juan Manuel, omnipotente,
y el siete de oros tintineando esperanza.
Una lentitud cimarrona
va demorando las palabras
y como las alternativas del juego
se repiten y se repiten,
los jugadores de esta noche
copian antiguas bazas:
hecho que resucita un poco, muy poco,
a las generaciones de los mayores
que legaron al tiempo de Buenos Aires
los mismo versos y las mismas diabluras.

En este poema, Jorge Luis Borges compara el juego popular de naipes, el truco, comparándolo con diferentes elementos, construye sobre él metáforas y hasta lo personifica. Así, le concede una connotación de guerra, de lucha y aventura al jerarquizar las cartas. Se le otorga vital importancia a las cartas, así como también existen alusiones al misterio en el azar, la repetición de la historia y vigencia del truco, y por último a los cambios en los jugadores.

Con sus palabras, dota de innumerable importancia a los naipes, los cuales desplazan la vida, hacer olvidar los destinos. Al describirlos como talismanes de cartón, les da el sentido de objetos capaces de cambiar el destino y modificar la existencia, los asocia a la magia, al milagro. Se puede leer la notable importancia que le confiere Borges al juego, capaz de hacer olvidar por un lapso de tiempo de todos los problemas existentes y por un momento, disfrutar, reírse, y divertirse con amigos.

La palabra “linde” concede una connotación de guerra, de lucha por la victoria, retomada por la mención a la autoridad del as de espadas. Es a esta carta en especial, suprema e inigualable, a la que compara con Juan Manuel Rosas, resaltando su omnipotencia. Este personaje es mencionado en la totalidad del libro El fervor de Buenos Aires, en el cual es diversamente comparado. Menciona al 7 de oro, personificándolo y haciéndolo transmitir esperanza, haciendo creer a su propietario que existen chances de ganar.

Asimismo, otro tema presente en el texto es el misterio, al describir cómo, al barajar y repartir, la vida de cada uno se detiene, a la espera de observar cual será su suerte, el misterio del azar. Al recibir las cartas, se crea un nuevo mundo, para las aventuras del envido y del truco, y de las diferentes cartas existentes. Es en función de las jerarquías de estas cartas que se determina el juego. Este juego, a su vez, crea un misterio, el de saber qué ocurrirá: quien ganará.

Una interpretación posible desde el final del texto dice la constante repetición de la historia, la cual, completa de altibajos, mata y resucita a la gente. Es posible pensar que Borges habla de los políticos, argumentando que siempre ocurre lo mismo y se repite la historia de las generaciones anteriores. Esto es característico de los textos de Borges cuando, como en este caso, vuelve de Suiza y escribe acerca del país. Según otro sentido posible, el juego de naipes mencionado, el truco, es una de las pocas cosas que se mantienen constantes, que no cambian a través del tiempo y no son dañadas y perjudicadas por el actuar de los tiranos.

Otro tema es el cambio que experimentan personas al comenzar el juego. Los jugadores, de un momento a otro se liberan de sus problemas cotidianos, convirtiéndose en otras personas, planeando y creando estrategias para el juego. Como consecuencia de esto, también cambia el idioma utilizado por los participantes. A partir de esto, se puede comprender la característica de distensión y relajación que acompañan al truco. No obstante, aquí yace una oposición de conceptos que logra representar lo generado por este juego popular. De una parte, está la distensión, la diversión y el esparcimiento, pero a su vez, el misterio, la tensión y suspenso.

En conclusión, Borges no solo describe del juego en sí, sino que lo personifica, y así trae elementos circundantes al juego, cuestiones de la sociedad de aquella época. Es de este modo que le otorga al poema su profundidad. Es aquí donde se puede ahondar, ya que a simple vista, el presente juego de naipes transmite superficialidad. No obstante, mediante esta descripción del juego y aquello que es adyacente a él, realizada por Borges, se puede comprender realmente su profundidad.


Danilo


1 comentario:

Anónimo dijo...

me parecio una fabulosaa interpretacion del poema,, gracias por este aporte :)

Jimena